A continuación hacemos referencia a los resultados de un estudio con conclusiones muy interesantes sobre retribución y rendimiento.
El dinero no merma las facultades mentales, pero nos distrae de otras metas. Los pobres caen en la indefensión aprendida y los ricos en la prepotencia. Encontrar el punto justo es complicado, y más aún aflorar el entusiasmo.
La sociedad del conocimiento, por el camino de amasar fortuna, no tiene futuro. Reforzar económicamente a las élites y a las masas alimentará nuestra “prepotencia aprendida”, junto a la falta de ética y la incompetencia. 
Se realizó un estudio de desempeño en tareas MENTALES, con 3 niveles de incentivo. Las personas del nivel medio de recompensa no rindieron mejor que las que recibieron la menor compensación. Pero, las personas que recibieron la mayor retribución fueron las más ineficientes.
CONCLUSIÓN:
“En 9 de cada 10 tareas que examinamos a través de tres experimentos, vimos que cuanto mayor eran incentivos externos que se utilizaban, peor rendimiento se conseguía”(D. ARIELY, U. GNEEZY,G. LOWENSTEIN, &. N. MAZAR, Federal Reserve Bank  of BostonWorking Paper No. 05-11, July. 2005).
NOTA: en tareas FÍSICAS, los incentivos incrementan el desempeño.
Cada vez son menos los empleos que responden bien a los incentivos económicos. En los “trabajadores del conocimiento” el dinero, ”superando un nivel satisfactorio, no eleva la felicidad… ni la productividad. ¿Puede extrañar que estas investigaciones hayan encontrado su más intensa aplicación en el sector que las financia, es decir, la banca? La correlación negativa entre elevada remuneración y rendimiento, al menos en el sector financiero, se constata en las decisiones ruinosas de inteligencias obnubiladas:
Altos directivos, que arruinaron sus empresas para ganar desorbitados bonus; dando la razón a Friedrich von Schiller:“. No existe ningún hombre que si puede ganar el máximo se conforme con el mínimo”.
Trabajadores prejubilables, que no disimulan su hastío y parecen despreocuparse de los resultados de su trabajo, incluso si está bien pagado. Dicha actitud pide a gritos un recambio prematuro; aliviando a las entidades de desmotivación, improductividad y costes; que pagan los jóvenes de relevo y el resto de la sociedad. El dinero puede ser la consecuencia de resultados excelentes o la causa de un desempeño deficiente. Todo depende de la pregunta que nos hagamos: ¿Dónde puedo aprender y aportar más?¿Dónde puedo ganar más?
La motivación intrínseca cuesta menos y rinde más porque no enajena la inteligencia. Podríamos concebirla como la re-unión, alianza y atadura del carácter y la competencia con un enorme poder interior; que antaño fue llamado “entheos”: entusiasmo, exaltación, inspiración y lucidez.
La motivación extrínseca, llamada en su día becerro de oro, se consideraba motor de muchos males. Para Jacque Fresco, sólo hay una forma de acabar con la corrupción: acabar con el dinero. Pero actualmente, por razones obvias, el dinero es el primer factor para elegir trabajo; habiendo aumentado en un 10% su importancia respecto a 2013 (informe Employer Branding), mientras el compromiso baja. El desinteresado entusiasmo y el entusiasta interés, son las dos luminarias que nos atraen como a insectos. 
La sociedad del conocimiento, por el camino de amasar fortuna, no tiene futuro. Reforzar económicamente a las élites y a las masas alimentará nuestra “prepotencia aprendida”, junto a la falta de ética y la incompetencia.
Texto por Rakel Garcia
Consultora por el Bien Común, PRL, RSC y M.Ambiente