Es curioso. Tenemos más información que nunca. Más periódicos, más revistas, redes sociales, medios de comunicación (un poco menos, últimamente)… Pero, ¿realmente estamos informados? Sí, estamos informados, pero de una determinada realidad, de un discurso oficial, único y absoluto. Es más; cada vez estamos más informados de lo que pasa al otro lado del mundo… y menos de lo que pasa en la puerta del vecino. Es el efecto de la aldea global de McLuhan.
Así que, en parte, tengo esperanza. Aquello que tanto me gustó y me apasionó en mis inicios periodísticos, vuelve a ponerse de relieve. El quedar en un bar con la persona, tomarnos un café y asesorar en la noble tarea de cómo llegar a tu público o sector de interés de una forma directa, correcta y sin avasallar. Vuelve a imponerse la sencillez. Y os diré un secreto… ¡funciona!